Rigidez:
Durante el proceso de texturado del acero, al distribuirse uniformemente la tensión por toda la superficie, el material gana en rigidez.
Superficies de baja fricción:
Según las texturas del acero escogidas, el área de contacto que es menor que en una superficie lisa, por lo que se reducen los problemas de fricción en maquinaria.
Ahorro de peso:
Los aceros texturados son bastante más fuertes que las planchas de acero estándar. Esto permite la reducción del grosor que se traduce en el consumo de menos materia prima – con el consiguiente ahorro de dinero.
Mejora de costes:
Al incrementar la rigidez del acero, la resistencia a las abolladuras y arañazos es mayor, lo que implica directamente una reducción de costes de mantenimiento.